lunes, 24 de marzo de 2014

KIM KARDASHIAN EN VOGUE ABRIL 2014: EL MUNDO DE CABEZA Y PEOR AÚN

¿QUÉ PASÓ???????????

Crecí leyendo la más hermosa de todas las revistas de moda.  Porque VOGUE, más allá de sus propios límites, es arte hecho couché.  Sus páginas están revestidas de buen gusto y belleza, pero también de contenido, información y calidad.  Todo eso a lo que en el mundo editorial se le denomina Alta Gama. 

Con los años ya no sólo leía la edición en castellano, sino que empecé a coleccionar las ediciones europeas, que son un lujo absoluto y un placer de inicio a fin, la brasilera y aquellas que vienen de Asia.  Fan enamorada total. Y, sinceramente, si tuviera que definir VOGUE en una sola palabra sería MÁGICA. 

Pero de pronto, encuentras que en la portada hay alguien que no tiene NADA QUE VER con la revista en sí, con su esencia o con todo lo que proyecta.  Y en mi cabeza, y seguro que en la de millones más, se abre un signo de interrogación del tamaño del Increíble Hulk y sólo suena un ¿Quéeeeee es estoooo????


Nada tengo en contra de Kim Kardashian, merece respeto como todos los seres humanos.  Pero, por motivos de sobra, creo que está muy lejos de ser un ícono ejemplar para las mujeres de cualquier rincón del mundo. 

Y si algo mágico tienen las portadas de Vogue, en especial la norteamericana, es que tienen el beneficio de ser aceptadas, o no, por el ojo maestro de Anna Wintour, que digan lo que digan,  es autora, rígida tal vez, pero gestora al fin y al cabo de los resultados tan marcadas al detalle de dicha edición. Las tapas de esta publicaciòn son joyas, incluso para coleccionistas.  Una mirada artística que comenzó en 1892.





Cuando pienso en Vogue, y no me canso de repetir su nombre, imagino cuantas veces he corrido o esperado llegar a casa para poder abrir la revista, lo más tranquila posible, y encontrar los maravillosos editoriales de Grace Coddington, y podría abrir una web tan sólo para analizar sus asombrosas obras de arte.  Contenido que me emociona, y más aún vibro con cada descubrimiento mes a mes.   Y es que el tiempo pasa en vano porque no me puedo despegar.  Así, pienso también en José Forteza, que es una maravilla escribiendo pues sus textos, cortos o largos, son una inspiración, y una brújula, a cualquier hora y para cualquiera que decida opinar sobre moda.  Mario Testino con sus fotografías increíbles… aquellas que narran historias con la máxima calidad al igual que el genio Patrick Demarchelier.  Colaboradoras como Giovanna Battaglia.  Una diagramación de lujo y publicidad  que, más que sólo puntos de venta, resultan una crónica que te cuenta la versión “anunciada” de las últimas tendencias.  Y me quedo corta, porque esta revista por algo es bien llamada “La biblia de la moda”.  Cada letra, cada imagen, cada milímetro de papel suele ser sinónimo de elegancia y eterno buen gusto. 

También tendrás tu edición favorita pero no podemos negar lo evidente, y es que está muy bien construida.



¿Y entonces? La pregunta del millón ¿Qué pasó???? Qué tiene que ver Kim Kardashian con VOGUE… “Ella juega el papel de un personaje que define la cultura actual”.  Ok.  La cultura actual también la define la comida chatarra con sus papas fritas destilando aceite y toda la grasa existente en el planeta,  la música chatarra y el fast food televisivo, que su reality probablemente encabeza, Justin Bieber y sus mil desastres narrados casi a diario y así, un sinnúmero de personajes que seguramente no aparecerán en la portada de Vogue.

“La cultura actual” definida en una mujer que en algún capítulo de su programa  permitió que su ex le vomitara la comida en la boca (literalmente)…que en su propio país es la burla de conductores televisivos que se preguntan y jalan los pelos para saber ¿qué hace? ¿Cuál es su talento? ¿Qué le proporciona de bueno a los televidentes?  Un programa en que un día hay que verla posando de espaldas en un calendario mientras se lleva el dedo a la boca y al otro hay que oírla hablar de las poses íntimas que usa en casa.  Y al tercero, claro, diciéndole a “Kanye”  que lo espera previa foto pública casi desnuda en Twitter y siempre en pose de retaguardia…como quien devora la cámara….  Ok…………….OK………………………… Personaje de portada.  Sí.  Pero creo que no para Vogue. ¿O ustedes qué piensan?

De mujeres voluptuosas, de todas las razas, edades y más características distintivas, está bendecido el mundo.  Pero ese no sería un inconveniente, de no ser porque en una revista tan fabulosa como VOGUE esperas ver reflejado eso, especialmente en la portada, más no a un símbolo de la vulgaridad contemporánea.  Esperas a una mujer, que sea quien sea: primera dama, modelo, cantante, actriz o personaje público en general sea también un ícono que englobe algún contenido de valor.  Alguien que haya generado algo desde su espacio.  Así sea reconocida tan sólo por su buen gusto.  Lupita Nyong'hubiese sido la portada perfecta para un mes con el nombre más lindo de todos: ABRIL.






Pero, si buen gusto engloba apretarte tanto que pareces bailarina de pole dance estando embarazada, o que mejoras en “algo” porque tu pareja te asesora…  Simplemente hay una realidad y es que todo el dinero del mundo no compra la clase.  Un vestido de Dior, un par de hermosos stilettos Valentino, una cartera Chanel  o unos accesorios Prada no te regalarán ni una pizca de clase…si es que no la tienes. Porque, como dirían las abuelas “Al César lo que es del César”,  “Al pan pan y al vino vino” y simplemente AUNQUE LA MONA SE VISTA DE SEDA, MONA SE QUEDA.

La sensualidad es una gracia que millones de mujeres agradecemos y exponerla con sofisticación es todo un arte.  Eso, es algo que con sabiduría también muestra esta revista que a veces, es casi un sueño.  Pero este sueño parece una pesadilla este abril 2014 en la portada de la edición norteamericana de Vogue.

¿Tú qué opinas?


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