lunes, 22 de julio de 2013

MIS OUTFITS: AL TEATRO NACIONAL – EL LAGO DE LOS CISNES

Orgullosa

Una vez leí que un director de arte, hablando de moda, sólo puede existir en aquel que conoce mucho sobre diversos temas, o lo intenta constantemente; en alguien que observa atentamente, que investiga e imagina a cada segundo.  El arte me parece la máxima expresión para inspirar a alguien y la historia de amor entre Odette y Sigfrido, al ser una de las piezas más hermosas que tiene el ballet, es la razón perfecta para ilustrar en la imaginación por horas.  Esta semana Perú está de fiesta y el orgullo que sentí anoche al escuchar a nuestra magnífica Orquesta Sinfónica Nacional es inmenso. ¡BRAVO!


Con un fin de semana medio revuelto entre un taller de fotografía, almuerzo sabatino de esos explosivos, largos y muy divertidos; salidita extra en la noche y despertar de domingo con dolor de cabeza malo malo y muy malo…esperaba feliz que llegara la tarde para ver la puesta de nuestro Ballet Nacional de “El Lago de los Cisnes”.  Con una versión neoclásica que rompe los esquemas visuales de aquellos que estamos acostumbrados, y que amamos, a las versiones clásicas de la danza.

Para variar, hacía un frío mortal de esos bravucones que ya pues NI MODO. Así es que opté por un minivestido de lana de color hueso, pantis marrones, booties marrones también, un abrigo oversize rojo (bien a lo Caperucita…pero sin la caperuza), un top blanco de manga larga para armar capas y como accesorios una pashmina imitación piel (SOLO IMITACIÓN JAMÁS ORIGINAL), una correa negra y ya. Abrigadaza qué rico!




EL LAGO DE LOS CISNES

Un vestuario colorido y arriesgado.  Me parecía increíble que un bailarín pueda moverse de tal forma utilizando un blazer y pantalón de vestir por favor!!!  Me encantó ver cada escena y ya que la moda es un tema al que regreso de día, tarde y noche observar cada look era algo imperdible.  La escena de la gran fiesta en palacio, una de mis favoritas, con las pelucas de las bailarinas de los años 20, el cabello muy cortito y tan sólo un adorno al lado hiperfemenino.  Los vestidos de fiesta nocturna…encontré uno verde que era para decir QUIEROOO!!!! Porque era perfecto para ser usado en cualquier evento fuera de un escenario, lo juro. Y la parte del tutú…los cisnes con los trajecitos blancos lindos pero con una onda mucho más radical que traía rasgos plateados. Sin dudas, la moda tiene esa magia que hace que las telas, si el autor es bueno, termine transformada en una pieza con caídas ligeras y lindas..algo que observé en la obra.

El ballet es un eterno transmisor de ilusiones y te permite penetrar en un universo en donde todos parece vivir flotando, un espacio tan suave, sofisticado…un lienzo icónico donde las claves para existir son pura belleza.  Y el estilo neoclásico era como un nuevo hábitat también para la expresión del vestuario que estuvo a cargo de Azul Borenstein.



Necesito repetir que la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por la varita mágica de Fernando Valcárcel Pollard, estuvo increíblemente maravillosa.  Espectacular chic@s!!! ES PEC TA CU LAR.  No sé si solo a mi me pasa pero juro que me estremecía a cada instante, fue el punto vital de la noche.  Definitivamente, es distinto ver una obra con una orquesta en vivo y al escuchar a una nuestra, una que tiene el sello peruano por todas partes, solo piensas “qué orgullosa me siento de ser peruana”.  Cosas como éstas hacen que una sienta el honor de identificarse cada vez más.  Simplemente impactante, tanto así que fue el único momento al final de la obra en que TODO el teatro se puso de pie para aplaudir.  ¡¡¡Bravísimoooo!!!!

Ahora entiendo, más de una vez he leído que grandes diseñadores se inspiran en la música clásica y el ballet al momento de crear, de ahí tanta sirena maravillosa en las pasarelas (tomando en cuenta que lo más bello y el centro de atención es la ropa).  Sé que puede inspirarte esto o una roca de la playa, una orquesta fascinante de violines o “Human” de The Killers, pero sea lo que sea la experiencia de escuchar a esta banda ha sido genial. ADEMÁS, este grupo estuvo acompañado, casi toda la obra, por una guitarra eléctrica en el escenario…Sí, así tal cual.


Ariam León, el protagonista, estuvo fascinante.  Debo confesar que generalmente son las bailarinas las que generan que uno esté pendiente porque siempre resultan tan delicadas que parecen muñecas de cristal, literalmente, pero uno no puede perderse la actuación de chicos increíbles como este cubano que con movimientos precisos te generaba una atracción de imán por todos los sentidos. 

Insisto con el vestuario: súper atractivo, dinámico y colorido. Además, algo que me pareció genial fue percibir a bailarinas de aspectos saludables, para nada excesivamente delgadas, como  a veces ocurre. 

Aún me falta saber cómo hacen algunas compañías de fuera para que sus bailarines estén perfectamente sincronizados, debe ser complicadísimo hacerlo en grupo, por más que cada uno sea muy bueno individualmente.  Creo que esa ausencia sería la única objeción, y es algo que sucedió sólo en algunos momentos. 


Una puesta que vale la pena ir a ver, está buenísima y va hasta mañana martes 23.  El teatro regiooooo, moderno y sofisticado…colocándonos a niveles de afuera.  ¡No se lo pierdan!!!!!!!!!

Besitos,
Lucy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario