lunes, 27 de abril de 2015

Noche de Ballet: Cuando todo es tan bonito

La Bayadera

Cuando algo te gusta mucho y puedes disfrutarlo, el tiempo parece ir más lento o incluso, a veces, detenerse.  Sea lo que sea.

A mí me pasa, por ejemplo, cuando escribo, cuando estoy con gente a la que quiero mucho,  conversando o riéndome de principio a fin, cuando bailo y en sí cuando hago algo que me encanta, incluyendo las cosas más simples del mundo.  Uno de estos placeres es el ballet clásico.  Es genial saber que cada temporada  llegará una nueva obra y estaré  ahí con esa música maravillosa, coreografías fascinantes y un conjunto bello en general…Eso es vida.

Esta vez el Ballet Municipal de Lima puso en escena La Bayadera.  Tal vez más de uno ya la vio, para mí fue la segunda vez.  La primera me ocurrió hace años y me resultó una puesta bonita pero esta segunda oportunidad simplemente ¡me encanto!!!





Saben que soy una art lover total, pero creo que además de escribir y leer, si tuviera que elegir qué vertiente es mi favorita, sin duda alguna, elegiría el ballet, respondería ya casi sin pensarlo.  Dicen que las influencias que tienes de niño permanecen contigo para siempre y en este caso, eso es lo que me pasó y lo celebro siempre.

Hay algo de misterioso e íntimo desde que sube el telón, pero sabes y esperas que suceda de una vez para que inicie una nueva historia de amor narrada a través de la danza de la forma más delicada, dulce y sofisticada que te puedas imaginar.  No hay necesidad de palabras, la música es la gran guía y el cuerpo de los bailarines que rompe cualquier barrera del lenguaje.



Es la música, son los pasos inimaginables, es la iluminación, el escenario y la buena actuación de un reparto nacional, además de una primera bailarina que lo hizo estupendo: Grace Cobián que dejó impactado a más de uno encantado con cada paso que daba.  Aplauso tras aplauso y ¡qué gusto darlos muy fuerte!  Me remití por completo a la bailarina de la caja musical…Cuadro tras cuadro y la imagen era la misma.

Siempre es una experiencia genial asistir, pero a veces la dirección, producción y los bailarines son tan buenos que el resultado final logra magia pura.  Y es que el ballet clásico tiene mucho de eso: de belleza, de perfección, de luz, de ensueño, de cuento de hadas…de extraordinario.  Y formar parte de aquello dese el otro lado del escenario, te añade por más de unos segundos al retrato ideal.


Esta vez, sin embargo, hubo algo que terminó de sellar el encanto, al menos para esta visión femenina, y fue el vestuario y la variedad de cambios entre escenas: simplemente precioso, colorido, entre bordados con reminiscencias de brillo, lujo y esa eterna delicadeza en los materiales que parecen flotar y que capturas desde tu asiento, a unos cuantos metros del escenario y todo se hace más y más real, aunque parezca que cruzando la línea hay una burbuja aparte.  Finalmente todo es uno.






El Teatro Municipal está precioso, vayan, porque cuando las luces se apagan lo sigues viendo alrededor de las tablas que jamás se oscurecen.  Cada rincón es lindo y siempre descubres algo nuevo.

Ver esta obra me hizo recordar que gracias a este género  muchos otros artistas se inspiran y crean piezas maravillosas.  Junto con el vestuario de la ópera, el ballet es la gran inspiración para muchos diseñadores a nivel mundial temporada tras temporada.  Las novias siempre tienen algo de princesa ballerina, la ropa de las niñas,  los outfits musicales. 

Así, entre tiaras, tules y tutús la obra terminó, aunque uno quisiera que dure mucho más tiempo.  La próxima temporada llega La Bella Durmiente y conociéndome creo que al menos iré un par de veces.  Es en extremo lindo!  Alisten fechas y que no se les pase.  Julio llega cargado de citas imperdibles con el arte y este es un SÍ o SÍ en el calendario. 

¡Ah! Jaja ¿Mi outfit?  Black&White en un mix de estampados que me gustó porque mantenían el mismo tono y me hacía sentir comodísima y contenta con  la imagen en el espejo. J

¡Un beso!!!
Lucy.

1 comentario:

  1. Preciosa!!! Yo no fui esta vez pero deberían haber más temporadas en Lima. Lindo post. Ceci

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