domingo, 2 de agosto de 2015

Ballet: @LA BELLA DURMIENTE

Un beso y felices para siempre


Entrar al teatro y ver levantarse el telón para darle paso a una pieza de ballet clásico, siempre será como cerrar los ojos e ingresar a un mundo en donde de pronto las hadas de los cuentos se vuelven realidad y los ecos de la niñez despiertan y reviven al máximo los sonidos y los pasos de ritmos tan perfectos como ligeros y suaves. 

El ballet clásico tiene la cualidad de sumergirte en una suerte de Edén terrenal.  De pronto las luces se apagan y en el escenario todo brilla, todo es bello, todo es frágil y tan real.  La apertura de una caja musical gigante,  una donde los personajes son reales, de carne y hueso y danzan, saltan, sonríen, dan vueltas, se enamoran, entristecen y lloran pero también ríen a carcajadas, juegan, celebran…viven.

La Bella Durmiente no sólo es una de las piezas más famosas del repertorio clásico de la danza, sino también una de las más hermosas. La música de Tchaikovsky, una y otra vez, es magia pura y la obra, en su totalidad, es una delicia para todos los sentidos.





Con aproximadamente cincuenta bailarines en escena, el Teatro Municipal de Lima, precioso e imponente,  le abre paso a la historia de la princesa Aurora y su eterno sueño que solo finaliza cuando aparece Florimundo, el príncipe ideal que la despertará y romperá el hechizo tan solo con un beso.  Y, también como en un CUENTO, vivirán “Felices para siempre”.

Resulta estupendo percibir la sincronía lograda por los bailarines y cómo enmarcan con exactitud los pasos al son de cada melodía.  Una amalgama de colores, sonidos y texturas que concreta  un ícono del arte clásico con encanto y esa sofisticación que solo el Ballet suele tener.  No hay palabras de ningún tipo, tan solo diálogos entre los cuerpos que lo esclarecen todo a través de las miradas, del movimiento de las manos, de los dedos que parecen danzar también y que se agitan con delicadeza extrema una y otra vez, de los saltos eternos en el aire, de los hombros coquetos y el sello final de cada acto.

Por otro lado, siempre es genial encontrar a Patricia Cano en el escenario, ahora como la reina, y es que siempre lo será.  Nuestra gran primera ballerina aunque pasen los años.  La herencia dejada es notoria,  el elenco del Ballet Municipal de Lima es probablemente uno de nuestros mejores referentes a nivel general, cuando de arte hablamos. 


Dicen que del cielo a la tierra, y viceversa, hay solo un paso.  Y en este caso,  solo hay un segundo.  Un abrir y cerrar de ojos. Un arriba el telón y el halo se hace realidad.  Entre escenarios palaciegos, zapatillas satinadas atadas a los tobillos, luces que lo iluminan todo, tutús coloridos y leotardos ceñidos a los cuerpos ultra femeninos de mujeres que parecen salidas del planeta de Nunca Jamás,  La Bella Durmiente es el motivo perfecto para empaparnos de arte esta temporada.

Simplemente no me podía perder esta fecha,  siempre lo digo y todos los que me conocen saben que el ballet es el género artístico que más me gusta, después de la literatura.  Sería encantador que en Lima hubiese mayor variedad para poder elegir algo todos los meses, y no exagero si les digo que por mí iría todas las semanas.  Así y TANTO me gusta.  Por ahora,  son cuatro las temporadas que nos regala esta Compañía.  Cuatro citas impostergables.

Hoy hay una más a las 6.30 en el Teatro Municipal de Lima.

Besos,

Lucy.

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