martes, 30 de diciembre de 2014

MI GENIAL 2014



Nunca sabes realmente donde está el principio de todo...Y es que para cada uno puede ser tan distinto. 

Supongo que ese todo llega en el mejor momento y cuando es, como dirían los más creyentes, “justo y necesario”. En mi caso el 2014 ha sido probablemente uno de los mejores, sino el mejor año de todos.  Porque a los 30 llegas con los pies más puestos sobre la tierra y sabes mucho mejor lo que quieres y lo que no.  Y porque a veces, si dices que sí, cosechas lo que has sembrado desde hace mucho tiempo.

Así, la primera mitad del año vino como el huracán, cargado de piratas locos, tesoros dormidos y un buen despertar.  Y esta vez créanme que el gallo cantó más temprano que nunca y sin avisar.  La segunda mitad fue, tal cual, la letra de la ahora más rubia que Barbie, Shakira,  que bastante bien deletrea que “después de la tormenta sale el sol”. Y así pasó en este bloguerísimo caso.  ¡SOLAZO!


Creo que para todos, pero en el caso de las mujeres tal vez, algunas veces, se puede acrecentar más esa cosa maravillosa de ir a mil por hora todo el tiempo, hacer diez cosas a la vez y querer más y más.  Junio fue un buen nuevo comienzo y de pronto…ni yo misma sé bien cómo, cuándo y dónde pasó. 

Será que uno cierra etapas y como en todo, no solo se trata de cerrar sino de abrir otra puerta y luego otra y otra hasta que cada una decida que por el momento se puede descansar.  En mi caso no he parado y no creo que quiera hacerlo tampoco…por un rato más al menos. (Rato laaaaaargooo creo…)



Y es que ocurre eso que nunca te imaginas, de pronto vuelves a ver, literalmente, a medio mundo, al más lindo de todos, a la gente de toda la vida, a nuevas personas y así te llenas de experiencias más que nutritivas.  Me pasó eso y más, muchísimo más. Julio fue tan genial y agosto siguió la misma cuerda.  Y cada vez todo era mejor y mejor y otra vez me acostumbré al ritmo de lo que siempre había ocurrido en mi vida… Uno de esos días sonó el teléfono para contarme que me habían aceptado en el MBA allá, al otro lado del Atlántico y luego la otra opción a la que también había postulado en periodismo digital,  también me decía que sí,  por las mismas zonas en que el verano parece tan y más lindo que eso.  Luego hablas con el tipo más divino de todos y te ayuda a enfocarte más que nunca, porque más capo no puede ser.  Y mientras quieres escucharlo cinco horas más, te sigues rodeando de gente que, como tú, nunca se detiene, siempre crece y crece, avanza todo el tiempo y jamás mira para abajo ni para atrás y así de la nada, un día me desperté y dije “esta es la maestría que realmente quiero”…Más arriba no me pude disparar es verdad, reconozco que elegí la más difícil de todas,  ubique el dedo en el punto más alto de la pirámide, lo sé, pero llegó el proceso para aplicar y ese viaje ha sido, hasta ahora, la mejor parte.  Esta fue una de las veces que disfruté algo como pocas cosas en el año…Ver a mentores y gente tan brillante que no dudó ni un segundo en decirme que sí, a todo el mundo darme las facilidades para lograr la meta y sobre todo, sentirme tan pero tan motivada como ya extrañaba hacerlo y como, sinceramente, no pensé que algo me podía motivar a tal nivel…Eso…eso fue lo mejor de todo.


Otro día en agosto vi un concurso al que siempre había querido presentar uno de mis trabajos y así llegó la postulación de mi ensayo sobre la bulimia y la anorexia al Premio Copé.  Una vez más, todo pasó tan rápido, entregué el trabajo y mis cinco copias que pesaban ¡como un sumo!  Y luego guardé la idea para ver si en el momento determinado la respuesta ganadora llegaría…Me olvidé por un rato del tema mientras en noviembre me concentraba a más no poder en un examen SOS que necesitaba dar y así pasaron los días.  Fueron buenos…muy buenos.

A finales de ese mes junto con esa prueba, es más fue el mismo día, me avisaron que era una de las ganadoras del Copé.  Y la ceremonia de premiación, que se las conté en el post anterior, fue  la cereza para este pastel que seguro algo de cheescake de sauco tuvo jaja (Ya saben que soy adicta a los postres y éste, es mi favorito).


Diciembre fue un mes más reflexivo pero cerrando más planes y planteando varios nuevos.  De vuelta al voluntariado y  eso sí, agradecida como nunca por tantas cosas buenas.  Hay algo que todavía sigue en proceso…Las buenas nuevas llegarán y prometo que si así es, lo contaré con bombos y platillos.  Veremos…

Soy muy sensitiva, tal vez por eso escribir sea uno de los mejores regalos para mí. 


Este mes he estado en contacto con gente a la que admiro muchísimo y recibir sus respuestas del modo en que las recibí ha sido, tal cual la palabra, MA-RA-VI-LLO-SO.  Porque aunque soy una mujer de expectativas muy altas, ni yo misma imaginé cerrar este 2014 de una forma tan genial. 

Espero que todos hayan tenido un gran año y que el 2015 llegue lleno de nuevos planes, nuevos retos y muchos logros para cada uno.   A todo nivel y por encima de cualquier complicación.

Si algo he podido aprender, sobre todo este año, es que todo ocurre por algo, pues aunque eso suene a frase trillada no lo es.  Y he rescatado algo que me llevo ya como una constante mucho más objetiva, y es que de todo se aprende, ¡claro que sí!  Y me estoy acordando del discurso que le dio Steve Jobs a los chicos de Stanford, cuando les dijo que “uno no puede conectar los puntos hacia adelante, solo puedes hacerlo hacia atrás. Y habrá que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro…”

Los míos se siguen conectando, y lo mejor es que soy consciente de eso a cada segundo.  ¡Y lo disfruto tanto!!!  Tanto que es medio complicado de explicar. Porque además siento que esto recién comienza.


Y me animé a escribir, por segunda vez desde que abrí el blog,  este tipo de post tan poco común por aquí porque aunque es mucho más personal creo que valía la pena hacerlo.  El fin de este año se lo merece.

Es como tener una gran dosis de Mafalda y ser consciente de las cosas y sus dificultades, y hacerte preguntas tooooodo el tiempo hasta que alguien te dice “no pienses tanto”.  Pero también es tener tu buena cuota de Eddie Sedwig,  Billy Elliot y algo de Odette mientras disfruta su maravilloso solo durante la Danza de los Cisnes en el segundo acto…Siempre hay un segundo acto. Y siempre hay un cisne negro.  Pero…después de todo si no existiese este último la vida no tendría el mismo sabor, así, tan deli,  y los resultados no se disfrutarían tanto pero tanto al final.

Les mando un beso tan grande como sea posible.

¡Feliz 2015!

Lucy.

2 comentarios:

  1. Gracias por compartir con nosotros algo tan lindo Lucy. Tus seguidores apreciamos que escribas tan lindo y nos inspires a todos.
    Esperamos tus post para este 2015. Exitos!
    Cecilia Rivera M.

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  2. Preciosa! Amé el post siempre tan contagiante de cosas buenas :)
    Alejandra

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