#No
es lo mismo
It girl, chica trendy, shopaholic, fashion victim, femme fatale de la moda y un número largo de
términos para definir a esos personajes, sobre todo femeninos, que suelen ser el centro de atención y capturan la
mirada de todos los lentes, los pasos de paparazzis obsesionados con ellas, los
comentarios de especialistas y de los que no lo son tanto…Simplemente a lo
grande o en su metro cuadrado…ellas son las reinas de esa ruta llamada “fashion”.
Pero ¿todas son iguales? ¿Es lo mismo hablar de Audrey Hepburn que de
Kim Kardashian (aunque ambas quedarán en la mente de todos para siempre)? ¿Giovanna
Battaglia que Paris Hilton? ¿Es lo mismo hablar de una cartera que te va a
durar para toda la vida y hasta que la muerte las separe que comprar la última
tendencia de plástico que durará lo que tarde en morir la tendencia 0 unos días más?
La posibilidad de comprar todo lo que se nos
antoje no nos da la garantía para vestir bien, mucho menos para dejar una marca
indeleble de la mejor manera. La popularidad, ser un
fenómeno mediático que represente cifras gigantes o tener 200 pares de zapatos …tampoco.
Algunas personas tienen eso llamado buen gusto
recorriendo sus venas y cada uno de sus sentidos, ese radar tan agudo para
definir qué le queda bien y qué no, una
suerte de mágica capacidad para detectar lo que está por venir aún cuando la ruleta
no ha terminado de girar, un sentido de lo correcto ante todos los códigos y ocasiones, un antojo constante y engreído
por usar lo que les apetece y no lo que alguien más indica que debe utilizarse. No siguen las tendencias y si alguna pieza, o
varias, pertenecen al momento es porque les encanta y no necesariamente porque “deban”
tenerla. No visten para ser más o para
no sentirse menos, no lo hacen para
encajar o quedar bien…simplemente su olfato para armar outfits con alma les da la razón y terminan siendo, siempre, el centro de atención.
Las verdaderas musas de la moda no siempre están
en una pasarela, en un catálogo, en una página web o en una revista de alta
gama. Sino que habitan en todas
partes. Tal vez está sentada junto a ti
en la oficina y cada vez que llega es inevitable voltear y aprovechar los cinco
segundos que permanece en el mismo espacio que tú para ver lo que se ha
puesto, claro que sí. Tal vez caminaba
ayer cerca de ti por la calle. Puede ser
que llegó a la fila del cine, en el super mercado detrás de un carrito que,
aunque grande, no pudo opacar lo fabuloso de su outfit. Fashionistas de corazón hay en todas partes y
donde menos te la imaginas.
Con presupuestos grandes o muy estrechos pueden ser las reinas de sus mundos en un abrir y cerrar de ojos. Fascinadas por la moda no sólo aman el fast food o la “moda chatarra” sino que saben que esta burbuja tuvo sus inicios desde los principios de la creación. Entienden que la moda está en todas partes y no sólo en un escaparte. Esas mujeres que se inspiran y observan sin cesar todo lo que las rodea, que nutren sus mentes para luego reflejar lo aprehendido en looks que fascinan. Tenidas con personalidad y nombre propio.
Con presupuestos grandes o muy estrechos pueden ser las reinas de sus mundos en un abrir y cerrar de ojos. Fascinadas por la moda no sólo aman el fast food o la “moda chatarra” sino que saben que esta burbuja tuvo sus inicios desde los principios de la creación. Entienden que la moda está en todas partes y no sólo en un escaparte. Esas mujeres que se inspiran y observan sin cesar todo lo que las rodea, que nutren sus mentes para luego reflejar lo aprehendido en looks que fascinan. Tenidas con personalidad y nombre propio.
Por otro lado, está el grupo de féminas que viven para la
moda, cuando podría ser al revés. Que
mueren, y matan, por las tendencias. Que si no tienen la última prenda
publicada se sienten inseguras. Que se
visten para no estar fuera de sitio, que
imitan constantemente “a las grandes” y muchas veces atinan. Que también llaman la atención, aunque no
generen el mismo impacto de maravilla
casi intocable, como las otras.
Una shopaholic de tendencia lo compra y lo
quiere todo, aunque no sepa bien cómo usarlo.
Sentir que se tiene la totalidad de lo que todos dicen que “es lo
correcto esta temporada” les da
seguridad y “calor de hogar". Las hace
aspirar, aunque no sepan bien cómo hacer ni por qué. Su único objetivo es sentir la acogida
total y que está en el top ten del grupo, sino en el top absoluto.
Una trendy girl del momento dura lo que tiene
que durar y luego pasa al olvido. Algunas perduran y quedan
vagamente en la memoria, otras se esfuman con los años. Sin embargo los íconos, incluso los que prefieren tener perfil bajo…brillan siempre. Y si son símbolos famosos, pues serán recordados, y admirados, por todas las generaciones venideras.
La moda es eterna, nunca se detiene, cambia a
cada segundo. Es el reflejo de nuestra
época, de las huellas del pasado camufladas constantemente en el presente, de los estilos de
vida y comportamientos colectivos. La
moda es tiempo y viceversa. Y en este círculo, algunas simplemente nunca pasarán ni desaparecerán porque ellas son la moda; ellas
más que dictarla…SON la tendencia.
Entonces ¿Comprar todo o de lo bueno poco, o mucho,
pero con sentido y permanencia? ¿Outfits
con personalidad propia o ajena? ¿Resultados primero para ti o ante todo para
el resto?
Y tú ¿en qué grupo estás?
Lucy.
Felicidades Lucy, esto es una columna de periódico, qué bueno que hayan más periodistas especializados en moda, no es sencillo escribir con seriedad sobre esto. Que sigan los éxitos.
ResponderEliminarHola! Muchas gracias por lo que me dices :) Me alegra muchísimo que disfrutes leyendo lo que escribo y que te sea tan útil. Besos
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