Entrar al teatro y ver levantarse el telón para
darle paso a una pieza de ballet clásico, siempre será como cerrar los ojos e
ingresar a un mundo en donde de pronto las hadas de los cuentos se vuelven
realidad y los ecos de la niñez despiertan y reviven al máximo los sonidos y
los pasos de ritmos tan perfectos como ligeros y suaves.
El ballet clásico tiene la cualidad de
sumergirte en una suerte de Edén terrenal.
De pronto las luces se apagan y en el escenario todo brilla, todo es
bello, todo es frágil y tan real. La apertura
de una caja musical gigante, una donde
los personajes son reales, de carne y hueso y danzan, saltan, sonríen, dan
vueltas, se enamoran, entristecen y lloran pero también ríen a carcajadas,
juegan, celebran…viven.
La Bella Durmiente no sólo es una de las piezas
más famosas del repertorio clásico de la danza, sino también una de las más
hermosas. La música de Tchaikovsky, una y otra vez, es magia pura y la obra, en
su totalidad, es una delicia para todos los sentidos.
Con aproximadamente cincuenta bailarines en escena, el Teatro Municipal de Lima, precioso e imponente, le abre paso a la historia de la princesa Aurora y su eterno sueño que solo finaliza cuando aparece Florimundo, el príncipe ideal que la despertará y romperá el hechizo tan solo con un beso. Y, también como en un CUENTO, vivirán “Felices para siempre”.
Resulta estupendo percibir la sincronía lograda
por los bailarines y cómo enmarcan con exactitud los pasos al son de cada
melodía. Una amalgama de colores,
sonidos y texturas que concreta un ícono
del arte clásico con encanto y esa sofisticación que solo el Ballet suele
tener. No hay palabras de ningún tipo, tan solo diálogos entre los cuerpos que lo esclarecen todo a través de las
miradas, del movimiento de las manos, de los dedos que parecen danzar también y
que se agitan con delicadeza extrema una y otra vez, de los saltos eternos en
el aire, de los hombros coquetos y el sello final de cada acto.
Por otro lado, siempre es genial encontrar a Patricia Cano en
el escenario, ahora como la reina, y es que siempre lo será. Nuestra gran primera ballerina aunque pasen
los años. La herencia dejada es
notoria, el elenco del Ballet Municipal
de Lima es probablemente uno de nuestros mejores referentes a nivel general,
cuando de arte hablamos.
Dicen que del cielo a la tierra, y viceversa,
hay solo un paso. Y en este caso, solo hay un segundo. Un abrir y cerrar de ojos. Un arriba el telón
y el halo se hace realidad. Entre
escenarios palaciegos, zapatillas satinadas atadas a los tobillos, luces que lo
iluminan todo, tutús coloridos y leotardos ceñidos a los cuerpos ultra femeninos
de mujeres que parecen salidas del planeta de Nunca Jamás, La Bella
Durmiente es el motivo perfecto para empaparnos de arte esta temporada.
Simplemente no me podía perder esta fecha, siempre lo digo y todos los que me conocen
saben que el ballet es el género artístico que más me gusta, después de la
literatura. Sería encantador que en Lima
hubiese mayor variedad para poder elegir algo todos los meses, y no exagero si
les digo que por mí iría todas las semanas.
Así y TANTO me gusta. Por
ahora, son cuatro las temporadas que nos
regala esta Compañía. Cuatro citas
impostergables.
Hoy hay una más a las 6.30 en el Teatro Municipal
de Lima.
Besos,
Lucy.
que chica tan bonita...
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